Somos nosotros, con nuestra forma tan dura de juzgarnos, de criticarnos, quienes convertimos las caídas simples en agujeros, en caídas dentro de tumbas. Si habláramos a los demás como lo hacemos a nosotros mismos, probablemente no tendríamos ni un amigo. Pregúntate cómo cambiaría tu vida si empezases a tratarte de la manera en que quieres que los otros te traten
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.