Si queremos enseñar arrojo a los niños, valentía y admiración por los héroes, comencemos por reconocer sus actos de valor en la vida cotidiana: cuando hacen cosas difíciles, cuando son ellos mismos, cuando defienden sus derechos y gustos frente a los demás, cuando realizan tareas que antes les costaban o rechazaban. El heroísmo EMPIEZA EN CASA, se construye diariamente, en silencio, EN BASE A EJEMPLOS y sin grandes discursos.
(R. Lerner)
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